Cada año en todo el territorio nacional conmemoramos esta fiesta patria para recordar que fue precisamente un sábado 7 de agosto de 1819, cuando el ejército patriota integrado por criollos, mestizos, mulatos, zambos, negros e indígenas y comandado por el General Bolívar, detuvieron la toma de Santa Fe de Bogotá que estaba liderada por el General Barreiro y su ejército realista. Cuentan los libros de historia que así se selló definitivamente la independencia de Colombia.

Y como casi siempre ocurre en estos casos, en la memoria colectiva quedan algunos rasgos de aquella gesta heroica, pero difícilmente se recuerda que en esa batalla también murieron más de 110 soldados, otro tanto quedaron heridos y más de mil quedaron prisioneros.

Estamos hablando de víctimas de una sola batalla. Qué tal si por un instante pensamos en los cientos de miles de víctimas de la actual guerra que sufre Colombia y que lleva más de 50 años llenando los hogares de huérfanos, viudas y desamparos. Duro verdad…? Espero que algún día estemos, también, en una fiesta patria conmemorando, no el triunfo en una batalla, sino la firma del proceso de negociación que selló definitivamente la paz para Colombia.

Dicen los que saben que la política se inventó para evitar ir a la guerra. Suena bonito, pero lo cierto es que en la política también se libran duras batallas. Claro, no con armas sino con argumentos, ideas, estrategias y acciones. Gobernar también significa dar la batalla contra muchos malestares de la sociedad, y hacerlo en un período de tiempo, que al comienzo parece largo, pero al final resulta poco para desarrollar todo lo que uno se propone y lo que las comunidades esperan.

Hace exactamente 1311 días nos propusimos tejer un Archipiélago más humano y seguro, en el que las necesidades básicas y los derechos fundamentales de toda la población fueran satisfechas sin distingo de religión, raza, origen, ubicación, condición socioeconómica, de partido o de cualquier otra índole.

Faltando poco tiempo para terminar este encargo ciudadano, es justo hacer memoria de los resultados de algunas batallas silenciosas que hemos tenido que librar para cumplir con lo prometido en el Programa de Gobierno que avalaron cerca de 15 mil ciudadanos.

Para empezar, es preciso reconocer que en un Gobierno no se cambia una sociedad, ni se arreglan todos los problemas, pero si es posible empezar a cambiarla y sentar las bases para comenzar a resolverlos definitivamente.

Podemos hacer una lista de malestares y sueños, y seguramente saldrá tan diversa y larga que se requerirán muchos gobiernos para satisfacer estas demandas. Pero como dije antes, nosotros empezamos a cambiar muchas de estas situaciones y por eso es que puedo decir, con la frente en alto, que nuestras Islas, hoy, son un mejor lugar para vivir, producir y disfrutar.

Sanear la deuda y recuperar las finanzas del Departamento; ganar respeto de las entidades y del gobierno nacional; gestionar recursos para inversión que superan lo conseguido por tres gobiernos juntos; mejorar la infraestructura de más de 40 barrios con obras de alcantarillado, acueducto, vías y andenes; rehacer, mejorar y dotar todos los colegios; aumentar en tres veces la conectividad de Internet y empezar a construir el Archipiélago digital; reactivar la economía, aumentar en dos veces el turismo nacional y en 4 veces el internacional, generando nuevas fuentes de ingresos; mejorar los programas de salud para reducir, por ejemplo, la tasa de mortalidad materna a cero en los 4 años; así como garantizar el estudio de nuestros niños y jóvenes, entre otros logros, dan cuenta de un gobierno que ha dado la lucha y ha ganado más de una batalla. Como dice la frase de aquella famosa historia: ¡Ladran Sancho, luego cabalgamos!.

Al igual que la campaña libertadora de Bolívar, que tuvo que batallar en diversos frentes, en pos de un gran objetivo, nuestro gobierno lo hizo procurando que los beneficios estuvieran distribuidos en todos los sectores. Así, por ejemplo, en este sector de San Luis hemos logrado inversiones en:

• El Megacolegio CEMED, ubicado en la vía de Tom Hooker, cuya inversión asciende a $34.065.000.000 y del que se beneficiarán 1200 estudiantes del sector. Será un moderno colegio que contará con aulas suficientes, laboratorios, bibliotecas, aula tecnológica, restaurante, zonas de recreación y con espacios modernos y más adecuados para mejorar los aprendizajes y la calidad educativa de nuestras niñas, niños y adolescentes.
• Mejoramiento de la Institución Educativa Antonia Santos, el Rancho, con una inversión de $790.937.011. Allí se está construyendo el comedor, arreglando algunas locaciones y haciendo mantenimiento y reposición de la batería sanitaria.

• Recuperación y Adecuación de la Escuela Bautista Emmanuel, con una inversión de $977.000.000.000.

• Construcción del Centro de Desarrollo Integral – CDI, en el sector San Luis-Bay, con una inversión de $3.802.294.976.
• Construcción del Centro de Desarrollo Integral – CDI, San Francisco Javier, en el sector de Tom Hooker, por un valor de $3.811.467.645.

• También estamos trabajando en la adecuación del Francisco Javier que tendrá un punto Vive Digital; estamos arreglando el Polideportivo del lado del Coliseo, así como la cancha en la vía al radar; también estamos orientando los recursos del Credito BID para ese gran sector conocido como Ocasion Call.
Claro que hay que decir también que a este sector han llegado los beneficios de los programas sociales, de los que poco se habla, pero que consumen gran parte del presupuesto y la energía del gobierno. Hablo de programas como las becas para estudio universitario, el internet subsidiado, el mejoramiento de vivienda, los programas de mujeres ahorradoras, las campañas de salud, los proyectos de deporte y cultura, y todos los programas que se lideran desde la Secretaría de Desarrollo Social y que van dirigidos a la población vulnerable.

Son muchas las batallas que hemos tenido que dar para hacer más, por más gente, durante más tiempo, y aun así quedan algunas tareas que están en desarrollo, pero que son tan complejas que a veces rebasan el accionar de un Gobierno. Todos recordamos que el 2010 y 2011 fueron años de recrudecimiento de la inseguridad, llegando a tasas históricas de 32 homicidios por cada 100 mil habitantes, convirtiéndose en una de las principales causas de muerte en el Archipiélago.

Si bien es un tema complejo que incluye variables económicas, sociales y culturales, lo hemos enfrentado decididamente desde el gobierno, las autoridades e instituciones, con medidas policivas, normativas, judiciales y de control. Este año, por ejemplo, que han reaparecido los enfrentamientos entre bandas dedicadas al narcotráfico, hemos aumentado la captura y expulsión de estas personas dedicadas al crimen. No nos satisface decirlo, pero en este tema sí estamos mejor que hace cuatro años, ahora los homicidios están de cuarto en el ranking de las principales causas de muerte, después de las enfermedades del corazón, enfermedades cerebrovasculares y enfermedades crónicas de las vías respiratorias.

Como dije, este no es un tema fácil, pues requiere también de un compromiso grande de la sociedad, desde la familia, la escuela, la comunidad, las iglesias, el comercio, los medios, en fin, todos podemos aportar un granito de arena para combatir este flagelo y mejorar la convivencia. Estoy convencida que con el refuerzo del trabajo de las instituciones, y venciendo la indiferencia de la sociedad, esta batalla también la vamos a ganar a estos pocos violentos. Los violentos son menos, los buenos somos más, nuestra unidad, valentía, solidaridad y sentido de patria, serán la mejor arma para derrotarlos. Vamos bien y seguiremos mejorando.

Colombia está reafirmando el camino de la reconciliación y la paz, y nosotros que también hacemos parte de esta patria, seguiremos dando la batalla interna para consolidar el progreso y garantizar la convivencia armónica y equilibrada con el medio, que nos ha caracterizado durante tanto tiempo.

Hace 90 años se institucionalizó que, en este día, también se rindiera homenaje a nuestra bandera nacional. Es decir que hoy debemos rendir homenaje a la riqueza, soberanía y justicia; a nuestros mares, y a la vida, los tres significados del tricolor nacional.

El mejor homenaje que le podemos rendir hoy a este símbolo patrio, es el de llevarla en nuestro corazón, y enarbolarla como la causa mayor de nuestra gran batalla en este mundo: Acrecentar nuestra fe, convertirnos en mejores personas y servir a los demás para continuar este viaje tejiendo juntos un mundo más humano y seguro para las nuevas generaciones que vienen en camino.

Muchas gracias a todos y que viva San Andrés, Providencia y Santa Catalina… que viva Colombia.

AURY SOCORRO GUERREO BOWIE
Gobernadora Dpto. Archipiélago San Andrés, Providencia y Santa Catalina